Francisco Bugallo (1958) cree que al Gobierno nacional le da miedo cerrar los museos venezolanos. Por eso, según el artista plástico, la única forma de deshacerse de ellos es asfixiándolos económicamente.
«Creo que el Gobierno o las personas que están a cargo de los museos no saben qué hacer con ellos, se la pasan jugando la papa caliente. No se atreven a cerrarlos porque sonaría muy feo. Pero esa forma de asfixiarlos económicamente, de quitar a la gente calificada, sólo busca dejarlos morir, porque no se atreven a darle el puntillazo. Hablaría mejor de ellos si de una vez nos dijeran: ‘Los museos se cierran, cambian el perfil y ahora serán otra cosa’. ¡Qué tengan la valentía de asumir eso y no de engañarnos mientras los dejan morir solos! Creo que ni ellos mismos saben qué quieren con los museos», afirma Bugallo.
-¿El Gobierno ha dejado de comprometerse con el arte?
-No. Lo que pasa es que se ha comprometido con otro tipo de arte o con otros artistas. No le quito el valor a esos artistas, tienen el mismo que pudiera tener yo u otros. Pero nosotros, los artistas que no compartimos esto que está sucediendo en el país, también nos hemos apartado de esa trinchera combativa y hemos cedido espacios. Y al ceder espacios, otros se lo apropian.
-¿Hoy hacia dónde miran los museos venezolanos?
-No podría decirte eso. Yo formo parte de este grupo de artistas que se han ido distanciando de los museos. Sí, aplaudo que el Museo de Bellas Artes cuelgue su colección, porque me parece maravilloso que podamos ver obras que han estado guardadas o expuestas temporalmente. Pero una exposición no consiste sólo en colgar un cuadro, pegar otro al lado e iluminarlo. El museo de hoy es otra cosa.
-Su última exhibición, se realizó en la Galería Freites. ¿No debió exponer en el MAC? Al final… el juicio,
-No sé qué decirte, porque tuve la suerte de exponer en ese museo en dos ocasiones. Me hubiese encantado hacerla allí, pero ya ese espacio no tiene la dignidad de antes. Me parece que galerías como la Freites y otras están asumiendo un rol que no les pertenece. Se han encargado de difundir a los artistas como si fueran museos. Yo agradezco la oportunidad que me brindó Alejandro Freites para exponer en su galería.
-¿Cómo se promociona hoy un artista joven sin museos?
-Eso siempre ha sido difícil. El museo era la meta, el lugar a llegar. Era el sitio que significaba la consagración. Antes habían muchos caminos: los salones, que te permitían participar en los museos, y luego que te invitaran a exponer en alguno. Por ejemplo: el Salón de Jóvenes Artistas que se realizaba en el Museo de Arte Contemporáneo le permitió a artistas jóvenes darse a conocer. Perder esa posibilidad le pone las cosas cuesta arriba. Ahora tienen que depender más de las galerías privadas para promocionarse.
-¿Ahora cuál es la meta?
-Para muchos la esperanza de que todo esto pase. Aunque también algunos ya están viendo hacia afuera. Lo que está ocurriendo en el país le ha hecho ver a muchos que no podemos esperar a que esto pase o que seamos reconocidos. Muchos artistas jóvenes optan por la salida al exterior y empiezan a participar en festivales y salones. Han roto esa frontera tan difícil para los artistas nacionales. Para el que se está formando el problema no es tanto cómo llega a ser reconocido, sino cómo formarse. Si antes ibas a los museos y te encontrabas cosas interesantes que te ampliaban la mirada, hoy los jóvenes no tienen esa oportunidad. Entonces cómo comparar lo que estás haciendo, o generas un espacio de crítica si no tienes otras obras con las que te puedas nutrir.
-El Instituto Armando Reverón ahora forma parte de la Universidad de las Artes. ¿Es de allí, con la educación socialista, de dónde van a egresar los nuevos artistas?
-Pienso que las escuelas de arte no forman artistas. Parto de ese principio. Lo que allí se enseña es el oficio de ser pintor, escultor, instalador o videoartista. El ser artista es algo complejo. Lo que está pasando con la enseñanza en el arte venezolano es que al sectorizarla, al darle un fin único dentro de una ideología, matas la esencia de ser un artista, de ser libre pensador. El artista es un ser que siempre se confronta con el poder y con la realidad. Si pretendes enseñarle en las escuelas de arte una sola forma de ver el mundo, pues la visión que va a tener el joven que egrese de esas escuelas será muy corta. No le vas a permitir ni siquiera ubicarse dentro de la sociedad.
-¿Saldrán de allí artistas socialistas?
-Saldrán pintores socialistas, pero artistas no creo.
-¿Cuál sería entonces el papel del artista venezolano?
-El artista tiene dos compromisos: uno con su obra, que necesita de un espacio físico y de difusión; y dos, un compromiso social, porque no se puede desligar de la sociedad y no puede pretender ser un ermitaño. Tiene que levantar la voz para ponerse en sintonía con el resto de la sociedad.
-¿Venezuela se ha quedado atrás en materia plástica?
-Están sucediendo cosas importantes en las artes plásticas. Lo que pasa es que hay un terremoto en el país que está moviendo los cimientos, que es caprichoso y trata de tumbar lo que no le gusta. No sabemos qué ocurrirá al cesar ese movimiento. Sí siento que se pretende que todos seamos iguales. ¿Entonces es igual un Soto que un artista popular x? ¿Es igual una Sofía Ímber que una directora de un pequeño complejo cultural x? Ese ha sido el error estratégico de esta gestión. Si en vez de tumbar las cabezas brillantes de este país, en vez de desplazarlas, las hubiese convocado, otra sería la historia. Puedes tratar de silenciar al artista, pero no lo vas a lograr. El artista seguirá allí con una obra que va a permanecer. Lo que no hay es apoyo al artista, pero él está y realiza obras maravillosas.
-¿El país estaba preparado para este silencio cultural?
-No lo estábamos. Pero creo que el silencio es necesario para ver quién es el que grita y quién calla. Había mucho ruido. Era una orquesta que no sonaba. Ahora este silencio va hacer que se afine. ¿Sabes que me molesta de este proceso? Que los que pidieron el cambio era gente de la llamada IV República en posición de poder. Por mezquindad o por rencillas tontas tumbaron a quiénes nos protegían. Los desplazaron, humillaron y vejaron. Ahora hacen silencio.
-¿Cómo se conocerá esta década en los museos?
-Será un capítulo negro y vacío. Y si no se levantan la voz, los vamos a perder.
Dubraska Falcón
Publicado en el Diario EL UNIVERSAL
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